Desde las playas del sur local, la banda de los hermanos Sardelli cerrará esta tarde el ciclo Verano Perfecto. El guitarrista cuenta cómo será el octavo disco que saldrá este año.
“Somos de llegar a un lugar y ver cómo nos sentimos y ahí organizamos la lista de temas”, dijo ayer Patricio Sardelli, integrante de Airbag, banda que esta tarde cerrará el ciclo Verano Perfecto que organizó en Mar del Plata YPF.
Esta nuevo capítulo del ciclo de recitales playeros también los incluirá a la cantante Natalie Pérez y a Juan Ingaramo. Desde las 16, tocarán en el Parador Mute.
“Tenemos varios shows armados pero depende del lugar, de cómo nos sentimos y de qué es lo que tenemos ganas de tocar, queremos que el recital no sea algo mecánico sino algo orgánico”, agregó el hermano del medio de este trío musical que forma Airbag. Los otros dos músicos son Gastón, el más grande, y Guido, el menor.
– ¿Qué canciones estimulan un recital en la playa, con sol, mar y arena?
– El aire libre suele llevarnos a tocar canciones que tengan mucho instrumental, por lo menos es la experiencia que tenemos hasta ahora. Las canciones duran más porque improvisamos bastante y aflora la parte más blusera.
– Trabajan en el nuevo disco, ¿qué podés adelantar?
– Estamos grabando todos los días, saldrá entre junio y julio (de este año), espero. Nos sentimos cómodos con todo el material, que está quedando increíble, estamos trabajando muy meticulosamente en cada sonido, en cada arreglo. Además, en marzo se conocerán nuevas canciones. Invitados no habrá por ahora. Yo creo que el sonido va a ir por algo parecido a las canciones que estrenamos, hay muchos matices, hay cosas vinculadas al disco nuestro “Una hora a Tokyo” y volvió muy fuerte la presencia de los pianos en este disco. Estamos relajados y tranquilos haciendo el disco que queremos tocar en este tiempo.
– La canción que se conoció, Como un diamante, habla del otro lado de la fama, del reverso. ¿Las demás canciones tendrán ese mismo perfil?
– Eso está siempre presente, porque yo quiero tocar la guitarra, tener mi banda, salir de gira y todo lo que se suma después no es lo que uno pide, lo que uno quiere, es algo que viene con esto de lo que uno hace, es una consecuencia de tener una banda y de que te vaya bien. Toda esa parte es a veces la más tediosa, nosotros hacemos música y tocamos nuestros instrumentos y elegimos esta vida para tocar, para vivir rodeados de instrumentos que es lo que más nos gusta hacer, pero hay otras cosas en el medio que aprendés a llevar adelante.
– ¿Qué es lo más loco, lo más sorprendente de ese costado no musical del ambiente?
– Que hay personas muy de mierda, y después algo que uno no termina de asimilar es cuando viene alguien con un tatuaje tuyo, de una canción o del nombre de la banda. Eso suele ser algo increíble, es algo muy lindo que alguien se tatúe una frase de tu canción. Y es muy fuerte, no pasa todos los días.
– ¿A qué lo atribuís? ¿Sentís que representan a una generación?
– Estamos contentos con lo que hemos hecho y tenemos a mucha gente que nos sigue hace muchos años. Admirar a alguien es increíble, sentir admiración por una persona es algo muy lindo y es algo que se está destruyendo. Hay una ideología que es la de tratar de destruir todo, destruir por destruir, y borrar las fantasías. Nos hemos convertido en jueces de cualquier cosa, y eso hace que se destruya esa mística y ese sentimiento particular de admiración por algo, de ver una película y sentirte emocionado. Está todo muy banalizado. Por ahí tengo una mirada muy apocalíptica, puedo estar equivocado. Hay una cuestión con las redes sociales que ha incrementado eso. En las redes sociales es terrible, he visto las barbaridades que le pueden decir a Messi por ejemplo, un tipo único en el planeta. Lo hacen por una cuestión de destruir. Antes no pasaba, no pasaba en la juventud.
– ¿Mezclar rock con música clásica, como lo hicieron hace poco, fue un acto de libertad?
– De muy chico escuchaba música clásica y la tocaba en la guitarra, tenía ese sueño de hacer algún día un concierto con una sinfónica. Se dio por una inquietud de hacer algo distinto, y llevarlo adelante. Eramos casi sesenta músicos en el escenario y técnicamente es complicado y no sabíamos cómo iba a responder la gente, pero fueron conciertos con entradas agotadas. Estuvo muy bien, fue una necesidad de divertirse y de hacer algo nuevo, dejar un mensaje y llevar música clásica a un público joven que no lo escucha y que se pierde de mucho.